A la
hora de preguntarnos si la traducción es un arte o una ciencia, no podemos
dejar de afirmar que es una combinación de ambas. Algo similar ocurre con la
industria de la música, que en los últimos años ha sufrido la revolución de la
tecnología.
Se
requiere mucha creatividad y talento para recrear la versión perfecta de los
sentimientos en otro idioma. Sin embargo, los traductores también desarrollan
tareas que son más científicas que artísticas, como cuando utilizan la
tecnología para su trabajo.
Existe
un gran preconcepto en lo que se refiere a la tecnología de la traducción. Muchas
personas piensan que esta tecnología se refiere únicamente a las traducciones
generadas por una computadora, como Google
Translate. Cuando, en realidad, la tecnología de la traducción implica mucho
más que eso.
Desde
que se crearon las computadoras han existido diferentes tipos de tecnología
para realizar traducciones. La mayoría no son completamente automáticas, ya que
no automatizan completamente el proceso de traducción, sino solo partes de él,
como el envío de archivos a los lugares adecuados, la búsqueda de terminología
en los glosarios, la corrección de errores. No obstante, ninguna de ellas lleva
a cabo el cambio lingüístico real. Los humanos son quienes lo hacen mejor que
nadie.
Los
traductores profesionales utilizan las herramientas de traducción por muchas
razones. Puede acelerar su trabajo, asegurar una mejor calidad y preservar tanto
la estructura de una oración como la tipografía adecuada. También proporciona
el beneficio de acelerar el proceso y hacerlo más rentable.
Ya que
mencionamos el tema de la rentabilidad, es difícil hablar de los costos de una
traducción, porque las personas que son nuevas en el área suelen imaginarse que
las traducciones son fáciles y que estarán inmediatamente disponibles sin costo
alguno. Por este motivo, los traductores
profesionales se decepcionan cuando las discusiones sobre la traducción y la
tecnología se reducen meramente a discusiones de costos, porque se simplifica
la cuestión y se desvía la atención de lo que realmente importa en el trabajo:
lograr que el mensaje se transmita de la forma más precisa y correcta posible en
el otro idioma. Esto no es una tarea para nada fácil, y requiere una gran habilidad
y dedicación.
Una
cosa es tocar un poco el piano y otra es ser un concertista de piano. De la
misma forma, una cosa es hablar dos idiomas y otra es ser un traductor
profesional. Cada lengua es un instrumento diferente, con un sonido propio y
con notas que son muy fáciles de tocar en algunas circunstancias, pero que son
muy difíciles, algunas veces casi imposible, de replicar en otras.
El lenguaje
es una forma vital de expresión humana y se podría mantener que es incluso más
importante que la música. Es tan vital que, de hecho, usualmente lo damos por sentado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario