El permanente
intercambio de información que surgió con Internet lleva a que los idiomas y las culturas se
entrelacen continuamente. Cada vez más, necesitamos acceder a textos en otros
idiomas y a relacionarnos con gente que no habla nuestro lenguaje. Así como
nosotros necesitamos leer textos escritos en idiomas extranjeros, es probable
que nuestros clientes potenciales se interesen en nosotros o en nuestros
servicios, pero no sepan cómo contactarnos porque no conocen nuestra lengua.
Con el
avance de las tecnologías, realizamos con mucha frecuencia negocios con
personas a quienes nunca hemos visto, por lo que nuestra carta de presentación
puede ser desde un correo electrónico, un currículum vitae, hasta la página web
o el blog de nuestra empresa.
Cuando
nos sentimos mal, ¿hacemos una consulta con nuestro vecino que lee muchos
libros de medicina o vamos a un médico? Cuando tenemos que hacer el balance de
nuestra empresa, ¿contratamos un contador o le pedimos ayuda a nuestro primo
que sabe bastante de números? Entonces, ¿por qué cuando queremos traducir
nuestra carta de presentación le pedimos ayuda a alguien que hizo todos los
niveles del idioma o tiene el idioma extranjero como lengua materna en lugar de
contratar a un traductor profesional que estudió una carrera universitaria de
más de cinco años y se especializó tanto en el idioma como en el tema que debe
traducir?
Cada
vez hay más personas que porque tienen conocimiento en otras lenguas se
consideran capacitadas para realizar traducciones, pero no debemos olvidarnos de
que hablar es una cosa y escribir es otra. La facilidad en la expresión oral no
garantiza la producción de textos fluidos, naturales, correctos y elegantes.
Solo un profesional es capaz de despegarse adecuadamente del original para
lograr una traducción lo suficientemente buena como para que no se note que es
una traducción.
Desde
el punto de vista profesional, la contratación de un profesional debería ser un
proceso natural siempre que se necesite traducir un texto escrito. Se debe eliminar
la idea de que cualquier persona que conoce un idioma extranjero está
capacitada para traducir a ese idioma. La formación de un traductor no abarca
solamente conocimientos lingüísticos, sino también conocimientos de técnicas de
traducción, consulta de material bibliográfico adecuado, procedimientos de
investigación, gestión y selección terminológica. De más está decir que los
traductores poseen información complementaria en su campo de especialidad y
están ampliando sus conocimientos constantemente para mejorar su capacidad de
reflexión crítica y analítica, mejorar su manera de expresarse, lograr que el
estilo de su escritura sea natural y esté de acuerdo con el lenguaje utilizado
por la comunidad de especialistas del área a la que corresponde el texto a
traducir.
En la
República Argentina existen diversas universidades públicas y privadas en todo
el país que capacitan a sus alumnos a ser óptimos traductores públicos profesionales
con la formación académica y técnica necesaria para garantizar la calidad y
confiabilidad de una traducción. Los traductores públicos formados en estas
universidades tienen la habilidad suficiente para brindar servicios de
traducción, tanto en el área pública como en la privada, que requieran
responsabilidad profesional y un alto grado de capacitación y de
especialización.
En nuestro
país, el traductor público es el único profesional legalmente autorizado para
traducir todo documento que se presente en idioma extranjero ante cualquier
entidad u organismo público. Es el único profesional habilitado para darle
validez legal a una traducción mediante su firma y sello y para actuar como
intérprete y traductor en sede judicial.
Todo
traductor profesional que acepta un proyecto asegura que lo finalizará satisfactoriamente
y que el resultado final será un texto que transmita el mismo mensaje del
original con la naturalidad de la cultura a la que se pretende transmitir.
Como se
destaca en la guía de Asetrad (Asociación Española de Traductores, Correctores
e Intérpretes), Todo lo que siempre quiso saber sobre la traducción, no debemos
olvidarnos que existen culturas a las que no les gusta que se deforme su
lengua, ya que lo consideran una forma de menosprecio que genera rechazo
automáticamente. Por este motivo, si desea que su carta de presentación no sea
descartada por carecer de naturalidad, calidad o terminología adecuada, cuya
comprensión sea confusa por contener errores idiomáticos o gramaticales, no
dude en recurrir a los servicios de un profesional y comunicarse con un traductor.
El equipo de RIMA Traducciones está para ayudarlo.
Si
desea información adicional sobre el tema, lo invitamos a consultar la guía
publicada por Asetrad Todo lo que siempre quiso saber sobre traducción. Una
guía para contratar traducciones. http://www.asetrad.org/guia-contratar-traducciones.pdf
No hay comentarios:
Publicar un comentario