lunes, 30 de marzo de 2015

¿Google Translate nos sacará el trabajo?

El avance de la tecnología es amenazante para muchas profesiones y la nuestra no está libre de peligro. Desde que comenzamos la facultad los profesores nos alentaron a seguir estudiando mediante la afirmación de que las computadoras nunca reemplazarían a los humanos por cuestiones de variación de sentido, contexto, frases idiomáticas, influencias culturales, etc. Lo cierto es que en los 10 años que transcurrieron desde que comencé a estudiar y el día de hoy las aplicaciones informáticas para traducir de forma automática cada vez son mejores y cada año que corre me pregunto si en el futuro tendré la misma cantidad de trabajo que tengo el día de hoy.

Muchos colegas son optimistas y creen que una computadora jamás podrá reemplazar la mente del hombre, pero si ya se creó la primera impresora que imprime alimentos ¿Cuánto faltará para que se cree la primera computadora que traduzca a la perfección?

Yo creo que lo más importante es mantenerse informado sobre los avances de la tecnología en el área, especialmente porque muchos traductores no saben que somos nosotros mismos los que colaboramos con estas herramientas para que cada vez traduzcan mejor ¿Cómo? De muchas formas, guardando nuestros glosarios o memorias de traducción en la nube, alimentando herramientas de traducción automática con nuestras memorias de traducción, o aprobando y rechazando los resultados que estas herramientas nos ofrecen al realizar búsquedas.

Y con esto no digo que esté mal aprovechar las facilidades que estas herramientas ofrecen, por el contrario. Creo que los traductores, en lugar de mostrar reticencia a la hora de analizar estas herramientas y negar que pueden llegar a reemplazarnos, debemos abrazar el cambio y buscar la forma de convivir con estas herramientas y sacar el mayor provecho posible de ellas. Google Translate no solo vino a ayudar a las personas que no saben los diferentes idiomas, también vino a agilizar y facilitar nuestro trabajo. ¿Nos reemplazará completamente? Aún no podemos saberlo, pero si fuera así, lo más probable es que sobrevivan los traductores que supieron aprovechar lo que Google tiene para ofrecer.

Por lo pronto, podemos seguir riéndonos de lo mal que traduce Google con MalindaKathleen Reese (@missmalindakaty quedarnos tranquilos que si nuestro trabajo en algún momento resulta amenazado, aún falta tiempo para que eso ocurra.



O con carteles como estos:


¿Qué es lo que tenemos que hacer?


¿Acá me puedo hospedar?


Lávese la mano, pero no se caiga. Ah! el hierro es chulo. WTF?

jajaja ¡qué peligro! Apáguelo antes que....

Cortesía de Conz Preti, pueden ver más carteles divertidos en BuzzFeed

viernes, 20 de marzo de 2015

¿Te animás a trabajar desde tu casa?

A veces, cuando un freelancer comenta que trabaja desde su casa, la respuesta inmediata es “¡qué bueno!”. No vamos a mentir, la verdad que es muy bueno: evitás el tránsito de la mañana para llegar al trabajo, organizás tus propios horarios y no tenés jefe. ¿Suena increíble, o no? Pero trabajar desde casa no es para todos. Algunas preguntas podrían ayudarte a decidir si este tipo de trabajo es para vos, o no.

¿Te gusta estar solo todo el día? Si trabajás desde tu casa, no tenés compañeros de trabajo, no necesitás interactuar con nadie y armás tu propia oficina, pero no todo el mundo disfruta de la soledad. Por eso algunos freelancers optan por trabajar en espacios co-working donde pueden estar en contacto con otros profesionales en ambientes descontracturados y fuera de casa.

¿Podés trabajar con todas las distracciones de la casa? Aunque suene irreal, muchas personas no logran concentrarse en el trabajo porque se ven tentadas a hacer las tareas domésticas, aún cuando no exista una necesidad inmediata de hacerlas. Claro que no hay nada de malo en poner a lavar la ropa mientras terminás un trabajo, pero se necesita rigor y lograr resistir las tentaciones si uno pretende trabajar desde casa para mantenerse. Por eso es útil organizarse y saber cuándo tomarse un recreo.

¿Podrías trabajar sin presión? No hay nadie que te controle, que te indique qué hacer ni cómo. Claro que la presión está puesta en entregar los trabajos en la fecha estipulada, pero ¿podrías trabajar sin alguien que realice un seguimiento de lo que hacés?

¿Cómo te llevás con tu computadora? Seguramente en algún momento de tu vida trabajaste en una empresa y seguramente esa empresa tenía un departamento de informática o al menos un equipo téc

nico que mágicamente se encargaba de solucionarnos todos los problemas informáticos. Pero al trabajar solos, tenemos que tener una buena relación con nuestra computadora y saber cómo resolver posibles problemas. De alguna manera, nos convertimos en expertos buscadores de soluciones on-line y descubrimos que siempre hay un tutorial esperándonos.

La lista podría seguir ya que hay muchos factores a tener en cuenta para decidir trabajar desde casa, pero al menos estas breves preguntas te pueden dar una idea de la vida de un freelancer. ¿Es para vos?


@RIMATrads | RIMA Traducciones

lunes, 16 de marzo de 2015

Las 3 fases del traductor independiente

Existen tres fases que la mayoría de los traductores freelancers atraviesa ¿En cuál estás vos?
Fase 1: Has estado postergando tu comienzo por algunos meses o, incluso, años, cuando decidís comenzar a trabajar de forma independiente. El trabajo comienza a fluir con cierta regularidad. Aún hay altibajos, pero estás ganando buen dinero, o al menos lo suficiente. Probablemente estás trabajando en otro lugar al mismo tiempo, ahorrando un poco, o dependiendo de los ingresos de tu pareja o tus padres, pero considerás que tu trabajo como freelancer es una empresa en desarrollo: ¡lo vas a lograr! Esta es la fase que enfrenta la mayoría de los traductores en los primeros 3 años de recibido.
Fase 2: Trabajas como freelancer, pero comenzás a darte cuenta de que si querés ser un freelancer toda la vida, necesitás ganar más dinero, probablemente mucho más del que estás ganando ahora. Si querés un nivel similar de seguridad financiera al que tiene una persona en relación de dependencia, necesitás empezar a ahorrar para cuando te jubiles. Además, surge la necesidad de ganar lo suficiente como para que puedas tomarte unas vacaciones reconfortantes, o para seguir alimentando tu desarrollo profesional, con capacitaciones y herramientas, como computadoras y software. La euforia que sentías al final de la Fase 1 comienza a desvanecerse a medida que evaluás la cantidad que necesitás ganar para alcanzar ese nivel de seguridad. Por suerte, te abrís camino agregando algunos clientes directos o publicitándote efectivamente para conseguir clientes que paguen mejor en diferentes áreas. Esta fase se encuentra entre los 3 a 6 años de carrera. Podría decirse que la mayoría de nosotros, traductores de entre 25 y 35 años nos encontramos en esta fase, saliendo de la fase 1, estableciéndonos en la fase 2 y considerando la…
Fase 3: Luego de emplear X años de nuestra vida al trabajo freelancer y ganar una cantidad suficiente de dinero para alcanzar el nivel de seguridad financiera que te propusiste en la Fase 2, comenzás a sentirte más motivado por hacer trabajos que resulten satisfactorios, interesantes y que, tal vez, te den más tiempo o flexibilidad para realizar otras actividades no laborales. Pocos nos encontramos en esta fase, pero muchos traductores que sí lograron alcanzarla se encuentran mucho más entusiasmados con su trabajo que los que aún estamos en la fase 2, tal vez porque traducen más libros, o tal vez porque buscan el trabajo que realmente les importa. Tener esta fase en miras para el futuro es una buena forma de amar lo que uno hace hoy en día, un trabajo que nos permite una flexibilidad que los trabajadores en relación de dependencia no tienen y que les encantaría tener.
Muchos freelancers se quedan estancados entre la fase 1 y 2, con trabajo suficiente, ganando dinero suficiente y disfrutando lo suficiente. Es un lugar muy bueno para estar en comparación con tu lanzamiento, pero no es un lugar para estancarse por 20 años. Cómo salir de esa fase implicaría un post nuevo, pero por ahora lo importante es que identifiques en qué fase te encontrás hoy en día.

lunes, 9 de marzo de 2015

¿CÓMO DECIDO EN QUÉ ME ESPECIALIZO?


Medicina, literatura, ciencias sociales, tecnologías de la información, ámbito jurídico, finanzas… existen tantos campos de especialización como textos a traducir y, dado que no somos autómatas ni enciclopedias andantes, los traductores optamos por dedicarnos a la traducción especializada de determinados campos.

Me animaría a afirmar que casi todos los traductores alguna vez en su carrera se formulan la pregunta que titula nuestra entrada de hoy. La respuesta es simple: podemos elegir cualquier especialización y nuestra elección dependerá del mercado y nuestras necesidades.

Pero, ¿qué es “especialización”? Sabemos traducir, eso es seguro, pero no sabemos traducir todo, no nos sentimos cómodos frente a cualquier texto y tenemos facilidad para algunos temas y para otros necesitamos infinitas horas de búsqueda terminológica. Especializarse en un campo significa dedicarnos a traducir textos de ese ámbito, nutrirnos de terminología, tomar cursos, asistir a seminarios, contactar profesionales del ámbito en cuestión hasta dominar los textos y asegurar una traducción de calidad.


Optar por un área u otra dependerá de nuestros conocimientos, intereses y gustos. Y estos son factores claves, ya que uno se sentirá cómodo frente a textos que despiertan su interés o sobre los cuales ya ha adquirido conocimientos previos.

La elección del campo también puede depender de la demanda del mercado, la cual se mide no sólo en términos de cantidad de clientes, sino también según el tamaño de cada proyecto individual. Indudablemente, es más fácil encontrar estudios jurídicos especializados en marcas y patentes que precisen traducir documentación que un antropólogo que busca traducir un trabajo de investigación. La demanda existe y el traductor decidirá cuánto quiere esforzarse para encontrarla.


Sea cual fuere el área de especialización que optemos, siempre será beneficioso dedicarnos a algún ámbito en particular, ya que dominar un campo nos facilita el trabajo y nos abre cada vez más puertas en el mercado.

lunes, 2 de marzo de 2015

Un traductor profesional vs. alguien que habla dos idiomas

Frecuentemente, recibimos muchos correos electrónicos de personas que les gustaría incursionar en la traducción, pero muchas de ellas no tienen un título habilitante, no por ser estudiantes, que no sería un problema porque un estudiante aprende técnicas de traducción desde el primer día en la facultad, sino porque nunca estudiaron nada relacionado con la traducción, solo hablan más de un idioma, porque alguna vez lo estudiaron o vivieron en algún otro país.

Más allá de que puedan traducir lo suficientemente bien como para ofrecer un producto presentable, uno de los mayores problemas para trabajar con personas que quieren comenzar a incursionar en el mercado de la traducción, sin tener la profesión como principal medio de vida, es la falta de conocimiento para presupuestar adecuadamente el trabajo, calcular correctamente los plazos y contemplar todos los procesos necesarios para que una traducción quede lo mejor posible.

A veces nos preguntamos por el tipo de trabajo que puede ofrecer una persona que nunca ha vivido de esto, que solo lo hace como “changuita” para ganar unos pesos más y darle provecho a las clases de inglés que tomó en su adolescencia y llegamos a la conclusión de que no debe ser muy bueno. El cliente puede conseguir un producto más barato del que obtiene de un traductor profesional, con título habilitante y amplia experiencia en la materia, pero seguramente no obtendrá los mismos resultados.

Todo traductor profesional que acepta un trabajo de traducción garantiza que lo concluirá satisfactoriamente, en el plazo acordado, que los honorarios que cobran por su trabajo se adecuan al producto que ofrecen y que la traducción habrá pasado por todos los procesos de control de calidad adecuados.

Al menos eso ofrece RIMA Traducciones con cada uno de sus trabajos: puntualidad, responsabilidad y calidad.